En la legislación europea se intensifican los esfuerzos para restringir el uso de munición que contenga plomo no solo en la caza, sino también en el ámbito del tiro deportivo. Este desarrollo podría tener un impacto significativo en la comunidad de tiradores deportivos.
El plomo es conocido por su alta densidad. Para fabricar proyectiles sin plomo, pero con el mismo peso, estos deben estar hechos de otros materiales que posean un mayor volumen. Dado que el diámetro de los proyectiles está determinado por el calibre, esto conduce inevitablemente a proyectiles más largos. Esto presenta a los fabricantes el desafío de cumplir con las dimensiones del calibre, o deben colocar el proyectil más grande más profundamente en la vaina, lo que a su vez reduce el espacio para la carga propulsora. Una carga propulsora reducida puede llevar a una sobrepresión crítica durante la ignición.
Los proyectiles más largos son también más susceptibles a inestabilidades en vuelo libre, debido a un efecto de palanca aumentado. Esto requiere un giro más ajustado para evitar el giro de los proyectiles y garantizar la precisión. Por lo tanto, existe el riesgo de que las armas existentes sean menos precisas con estos proyectiles más largos.
Además, los materiales alternativos suelen ser más duros que el plomo, lo que puede resultar en un mayor desgaste del cañón. Este es otro factor que potencialmente influye en la vida útil y los costos de mantenimiento de las armas de fuego.
Un aspecto que no se debe subestimar es la cuestión de los costos. La munición sin plomo suele ser significativamente más cara que la munición convencional con proyectiles de plomo. Para los cazadores, que durante la temporada solo consumen una o dos cajas de munición, este aumento de precio puede ser manejable. Sin embargo, para los tiradores deportivos, que a menudo disparan miles de tiros por temporada, una prohibición del plomo podría aumentar drásticamente los gastos. En algunos casos, estos costos incrementados podrían incluso alcanzar proporciones amenazantes para la existencia.
Por lo tanto, la próxima regulación representa un desafío significativo para la comunidad de tiradores deportivos, que requiere adaptar tanto nuevos materiales como tecnologías, al mismo tiempo que gestiona las cargas económicas.