Para muchos cazadores, la caza a la llamada marca uno de los puntos culminantes de la temporada de caza. Esta forma de caza especial, que se practica típicamente desde mediados de julio hasta principios de agosto, aprovecha el período de celo del corzo. En este caso, los machos son atraídos imitando el llamado de las hembras, un sonido que los animales hembras en edad reproductiva utilizan para atraer a los machos.
A diferencia de la caza del macho en mayo, en la caza a la llamada es posible estar activo también alrededor del mediodía, ya que los machos son menos cautelosos y más activos durante este período. El cazador utiliza un llamador, que originalmente se fabricaba con una hoja de haya o un tallo de hierba, para imitar el llamado de la hembra y así atraer al macho en celo.
Sin embargo, el arte de la caza a la llamada requiere precisión en la ejecución de la serie de llamados. Un tono no correctamente emitido puede hacer que el macho se asuste y no regrese tan rápido. Hay diferentes series de llamados que se pueden utilizar según la situación:
- Llamado de hembra: Un tímido llamado de una hembra solitaria para atraer a un macho.
- Llamado de desalojo: Un llamado con el que la hembra intenta deshacerse de un pretendiente no deseado y llamar a un macho más fuerte.
- Llamado de cría: Este llamado atrae a hembras en celo que ya no están receptivas; si hay un macho cerca, él seguirá a la hembra.
La caza a la llamada se considera uno de los métodos de caza más exigentes, ya que requiere bastante práctica y habilidad para utilizar correctamente los sonidos de llamada. En comparación con otras especies de caza como ciervos o jabalíes, la carne del corzo también es de alta calidad y comestible durante el período de celo.
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